Hace unos días que te marchaste de nuestras vidas, en casa se nota tu vacío, contigo te has llevado parte de nuestro corazón. Dejarte ir fue una de las decisiones más difíciles de nuestras vidas, pero te merecías ir en paz después de todo lo que has luchado. Ahora seguro que estas con tu hermana Kira y tu primo Gordo, jugando como cuando erais cachorros locos. Gracias por estos 10 años, por tu amor incondicional, por tu aliento apestoso y por esos lametazos que nos dabas a todos. En la familia todos te extrañamos, incluso la galga loca que parece que desde que no estás se ha hecho mayor. Siempre estarás en nuestros corazones y siempre te recordaremos. Cuando nazca nuestro bebé le hablaremos de vosotras y así nunca os iréis de esta familia porque aunque ya no estéis entre nosotros, seguís estando presentes. Te queremos Nala.