Aún pienso que al entrar en casa, estarás ahí dando saltos de alegría recibiéndonos como siempre hacías. Juguetón, cariñoso y muy bueno, eras una lapa, necesitabas el contacto humano de forma constante y a mi me encantaba. He disfrutado de tu compañía, de los veranos en la playa junto a tí, durante estos 13 años, nos has hecho reir a carcajadas y también llorar. Has sido nuestro Bebe, nuestro pastelito, nuestro gordito, siempre pensaste que no eras perro, nosotros te lo hicimos creer, tu estabas por encima de los demás canes que nos cruzábamos por la calle. Sólo comías, si estábamos presentes. No te imaginas el vacío tan inmenso que has dejado y lo que te echamos de menos, no te olvidaremos nunca mi pequeño. Pero me quedo con lo mejor, haberte adoptado, haberte conocido y disfrutado, haberte criado desde que tenías tan solo 1 mes, y haber vivido juntos tantos momentos. Nos has dado lecciones de vida, de amor incondicional, de lealtad. Aún, te oigo respirar por la noche, te siento como si estuvieras aquí, y a la mañana siguiente, me doy cuenta que ya no estás. Siempre estarás presente en nuestras vidas, mi pequeño.